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NATALIA, SIEMPRE PRESENTE

(Por Ana Melnik)
Natalia Ariñez, nuestra Nati, nuestra compañera Nati, no está ya con nosotros.
La ausencia de Nati es una certeza dolorosa, la confirmación cotidiana de algo que no deja de ser irreal. Porque estoy escribiendo la nota para este Diario que nunca imagine escribir, y porque hablar de ella en pasado contradice asombrosamente su forma de estar presente, ahora mismo.
Nati es presencia que trasciende cada día que pasa.
Fue una de las gestoras e impulsoras de este proyecto de comunicación colectiva. Este Diario del Juicio, que nació como un espacio de socialización de los juicios orales por los delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura cívico-militar- y ahora Operativo Independencia-, que tuvo su inicio en el 2012, con la Megacausa Arsenales II-Jefatura II.
Natalia fue una de las editoras de este Diario, junto a Carolina Frangoulis, y administradora de este Blog.
En estos momentos, cuando la recuerdo, pienso en nuestra tarea compartida, en una Nati presente en las audiencias del juicio, semana a semana, mes a mes. Infaltable, fuente de tanto conocimiento, de tanta sabiduría construida a fuerza y dicha de tanta perseverancia militante, de tanto sostener esta lucha. Nati twitteando desde la “pecera”, en cada audiencia, breves misivas sobre el testimonio de las víctimas del genocidio más cruento de nuestra historia, de este Tucumán pasado, tan negado y tan presente. Nati sacando el juicio del recinto, nada menos. Porque precisamente es esta la necesaria causa que sostiene este proyecto, construir memoria a partir de un pasado reciente que vive en los relatos y en la memoria de todxs lxs sobrevivientes, de sus familiares y amigxs, de sus compañerxs de lucha y de militancia. Porque el silencio impuesto, autoimpuesto, nunca pudo cristalizarse en olvido, porque nunca fue suficiente para negar la deshumanización que quisieron perpetrar los genocidas y sus cómplices.
Nati escuchaba con gran atención cada declaración, con esa mirada tan abarcadora, profunda, firme, tan de ella (porque cuando Nati te miraba, te miraba). Y pienso en todo lo que compartimos, transitamos y presenciamos en este juicio. Silencios tan dolorosos, tan largos, silencios de 41 años, los estragos y las tristezas de la negación, de la ausencia, de la experiencia vivida nunca compartida, narrada, nunca denunciada. Y también la denuncia, la palabra que grita por decir, firme, la autoafirmación, sanadora, reparadora, de forzar los silencios, de transformar, de haber transformado, el dolor y las ausencias en lucha, en militancia, en búsqueda de justicia.
La imagen de Nati es la de la fortaleza, la del sostén para construir colectivamente la fuerza para transitar los duelos. Porque en ella aprendí que los dolores individuales se transforman cuando son compartidos. Pues sí existe un camino, buscado y sostenido, distinto al de la soledad, para construir encuentros. Porque las ausencias se tornan presencia viva cuando la memoria es una bandera. Porque Jorge, su papá, es presencia. Porque su lucha tan larga es la de todo un colectivo, de un movimiento, de quienes integramos este espacio y que nos reconocemos profundamente en Nati. Y porque compartirse como ella lo hizo es un poco vivir a contracorriente, enfrentando tendencias idiosincráticas, negacionismos históricos, individualismos y confiando en todo lo que genera sumar y encontrarse con otrxs.
Nati compañera, y también -para mí y en gran medida- maestra. Tantos proyectos truncos. Tanta tristeza, por el anhelo de todo lo que no llegamos a compartir. Nunca fue tan difícil y tan necesario continuar. Estás en nosotrxs, para siempre, en aprendizajes vitales. Faltás porque estuviste tanto, desbordando con tu poner el cuerpo a la militancia. Estás en tus palabras claras, en el recuerdo de tu forma tan linda de decir, de pronunciarte. Estás en la alegría que sostiene la lucha y la memoria. Porque fuiste y siempre serás así…

Claro que no somos una pompa fúnebre, a pesar de todas las lágrimas tragadas estamos con la alegría de construir lo nuevo y gozamos del día, de la noche y hasta del cansancio y recogemos risa en el viento alto.
…porque estamos construidos de una gran esperanza, de un gran optimismo que nos lleva alcanzados y andamos la victoria colgándonos del cuello, sonando su cencerro cada vez más sonoro y sabemos que nada puede pasar que nos detenga porque somos semillas y habitación de una sonrisa íntima que explotará ya pronto…
(G. Belli)

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