- por Jorgelina Cayo (estudiante de Cs. de la Comunicación) para el Diario del Juicio
Fotografía: Mikaela Domínguez
La frase es una de las tantas que se escuchó en la mañana
del martes 18 de Noviembre, cuando para repudiar la decisión de la Cámara de
Casación Penal en relación a los genocidas juzgados y sentenciados en la
Megacausa, se llevó a cabo una protesta por parte de familiares de detenidos y
desparecidos, organismos de Derechos Humanos y diferentes organizaciones políticas
y sociales. La manifestación tuvo lugar afuera del Tribunal Oral Federal, en
donde se repudió la medida de Casación y reclamó que los juzgados y condenados
en el juicio cumplan su condena en cárcel común.
La Cámara de Casación Penal de La Nación favoreció, por voto
mayoritario de los jueces, a 34 de los 37 ex militares y policías juzgados y
sentenciados en el Juicio de la Megacausa Arsenales II – Jefatura II. A dichos
genocidas se les otorgó el beneficio de prisiones domiciliarias, anulando la
imposición de cárcel común resuelta por el Tribunal Oral Federal de Tucumán.
Entre los presentes se encontraba Marta Rondoletto, miembro
de la Fundación Memorias e Identidad de Tucumán, quien se manifestó preocupada no
solo por lo que significa esta medida para la sociedad en general, sino fundamentalmente para los testigos que
prestaron declaración en la Megacausa, señalando a esos genocidas que
cometieron los crímenes aberrantes y que hoy se encuentran en sus casas. “El
arresto domiciliario no es garantía suficiente” sostuvo Rondoletto.
En la nutrida manifestación, se observó la presencia de
manifestantes de diferentes edades que apoyan la lucha incesante que aún llevan
a cabo los familiares y organismos de derechos humanos. Se colgaron fotografías
de los condenados para que la sociedad conozca sus rostros y sepan que
cometieron delitos de lesa humanidad en el contexto del genocidio.
La Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, la fiscalía y los querellantes en la causa reclamaron que
se revea cuanto antes la decisión.
Más de 30 años de lucha por justicia y verdad. Más de 30
años esperando que los responsables cumplan con las condenas correspondientes
que merecen. La lucha continua fervientemente porque…”a dónde vayan los iremos
a buscar”.
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